martes, 12 de octubre de 2010

Tranquilizando al consultante ante las imágenes de las cartas

Bola de cristal
Cuando un consultante aparece en nuestro consultorio tal vez no sepamos si éste conoce o desconoce las cartas del Tarot. En ocasiones, casi es peor que las conozca, pues puede estar mal informado sobre el tema, lo cual sucede muy a menudo, lo que puede conllevar a malentendidos.



El caso típico es cuando realizamos la tirada y el consultante se queda fijamente mirando la carta de la Muerte. Sus ojos se abren mucho y su cara de sorpresa indica que casi está aterrorizado. Entonces, ha llegado el momento de hacer una pausa en la tirada para explicarle que ese Arcano no significa su propia muerte física. Y esa parada puede hacer que perdamos la concentración que manteníamos hasta ese momento.

Por ello, cuando el consultante llega al consultorio, lo primero que recomiendo hacer es hablar un poco con él. No me refiero a realizar preguntas sobre su vida. Preguntar si conoce un poco cómo va el tema del Tarot, qué espera encontrar con una tirada, etcétera. Descubriremos que, en muchas ocasiones, el consultante que parecía estar informado está completamente perdido. Comienza a relatar que le daba reparo asistir a un consultorio porque teme a los brujos, que si el Tarot trae mala o buena suerte, o que si tenía curiosidad de conocer a un vidente.
Podríamos comenzar a explicarle que todas las cosas que ha dicho no son así. Ni el tarotista tiene porqué ser brujo o vidente, ni el Tarot trae mala o buena suerte, ni el consultorio del Tarot es la antesala del infierno. Obviamente, debemos comunicárselo de la mejor forma, pacientemente, con mucha tranquilidad y punto por punto.

Los tarotistas por lo general somos personas que investigamos dentro de nosotros y del mundo mediante unas cartas, y nada más que eso. Si el tarotista es además vidente (que tiene visiones) o brujo (que ejerce hechicería), eso va aparte. Un tarotista puede ser una persona como el consultante, pero con conocimientos de la técnica, aunque por lo general un buen tarotista desarrolla otras virtudes, como la intuición, que es la más común. La intuición se encuentra en todas las personas, pero quienes la desarrollan realmente lo que hacen es aprender a escucharla mejor.

Sería interesante, si prevemos un desconocimiento de los Arcanos por parte del consultante, que le explicáramos el tema de las cartas que suelen provocar temor una vez que ya estamos sentados en la mesa de lecturas, cuando se haya elegido un mazo. Con ese mazo, podemos sacarle unas cuantas cartas terribles, como la Muerte o el Diablo, y sacaremos también otras aparentemente más benévolas para que compare por sí mismo. Le explicaremos las virtudes de las cartas terribles y los defectos de las benévolas, explicando que cada carta cumple su función y tiene sus lados buenos y sus lados malos. De esta forma, el consultante conocerá un poco la técnica y se sentirá más relajado. Es importante no tardar mucho en esta explicación, ya que el tiempo corre y el consultante puede quejarse.

Una vez que creamos que el consultante no tendrá muchas más dudas sobre este tema, pasaremos a iniciar la consulta con un consultante ahora más dispuesto a participar y colaborar en las tiradas.