miércoles, 16 de junio de 2010

El desarrollo mental

Curiosidad
¿Es cierto que los niños pueden ver espíritus? Y, si es así, ¿qué pasa con esa capacidad en la edad adulta? En el siguiente artículo resumo brevemente este tema, para todos los que estén interesados en saber porqué de pequeños aprendemos tan fácilmente y porqué puede costarnos más de mayores.

Aunque no todos los niños pueden ver espectros, sí es cierto que los niños tienen más facilidad para ello, para eso y para todo. El cerebro del bebé es un lienzo en el que se puede pintar lo que ni tan siquiera imaginamos. Pongamos el ejemplo de los idiomas: un bebé está capacitado para hablar cualquier idioma y, según va creciendo, sus redes neuronales se adaptan para deshechar aquellas zonas de idioma que no va a utilizar y a reforzar las que sí utilizará. Así, según pasan los años, el niño se va especializando en los idiomas que va hablando y va perdiendo (u oxidando) la capacidad de hablar el resto, todo eso para mejorar el habla del idioma o los idiomas principales. Con el mundo de los espíritus sucede lo mismo. Ahí está en los niños, unos lo conservan más desarrollado que otros. Sin embargo, si a lo largo de su infancia no los usan (o les hacemos aprender que este es un mundo material y que esa otra realidad que ellos viven no es cierta, no es más que fantasía) llegarán a bloquearlos u oxidarlos de igual forma que los idiomas (o fonemas, por ejemplo) que no han utilizado, para dejar espacio a actividades que se suelen usar más comúnmente o a diario. Alguien que utiliza las matemáticas a diario (realiza cálculos como cambio de divisas, calcula áreas terrenales, etcétera) tendrá unos engranajes mejor engrasados en matemáticas que alguien que ni por asomo las utiliza en su día a día.
Por supuesto, hay personas que tienen una mayor facilidad para retener cosas aprendidas, y eso sucede igualmente con las actividades que podemos aprender de niños y que podemos o no perder de mayores.
Esa es la maravilla de la naturaleza humana y de cómo con el desarrollo se van aparcando unas facultades para favorecer y dar paso a otras que se usan con frecuencia.