Su relación con el horóscopo o las cartas astrales hace que los signos zodiacales atraigan la curiosidad de todos debido al hecho de que por medio de éstos, aparte de encontrar nuestro pasado, podamos intuir lo que nos depara el futuro.
La palabra zodíaco procede del griego, pero los orígenes de estos signos se encuentran remotamente más alejados en la historia, ya que civilizaciones más antiguas, como las de Egipto o Mesopotamia por ejemplo, ya miraban a las estrellas y creaban sus propios mitos. Sin embargo, las narraciones y los mitos clásicos se imponen hasta nuestros días para formar el origen y significado de cada uno de los doce signos del cinturón de constelaciones que protege nuestro sistema solar, todo ello influido además por la idea de Sir Isaac Newton de relacionar los signos con las fases del mito de Jasón y los Argonautas en busca del vellocino de oro.
Las doce particiones de las que se compone son visitadas cada año por los astros de forma anual y cada una lleva el nombre de la constelación o signo que lo representa principalmente. De este modo, obtendremos distintas combinaciones de astros en diferentes fases zodiacales durante cada uno de los doce períodos de cada año, todo ello debido al movimiento organizado que cada astro realiza en el Universo.
Actualmente, en nuestra cultura medimos el tiempo en años solares debido a que nos basamos en los períodos de días y noches para medir el tiempo, y el Sol es el astro que causa ese efecto (una vuelta completa de la Tierra siguiendo su órbita alrededor del Sol es lo que llamamos un año). Y como nos regimos por el Sol, se ha dado cierta importancia al signo o el fragmento de la franja eclíptica zodiacal en el que se encuentra el Sol en el momento de nuestro nacimiento.
Por ello, cuando comúnmente se pregunta «¿De qué signo eres?», estamos dando por sentado que se refiere a en qué signo se situaba el Sol en el momento del nacimiento. Por ello, la pregunta completa debería ser «¿De qué signo solar eres?», ya que el resto de los astros del sistema, como la Luna o Saturno, también estaban en un signo en el momento del parto.
Aunque la mayor importancia se la llevan el signo Solar, el Ascendente y el Lunar, todos tienen su importancia, ya que una combinación nunca es igual a otra a la hora de crear nuestro puzzle personal.
La palabra zoon podría hacer referencia tanto a animales, seres vivos o estatuillas pequeñas. Debido a que la partícula en zodíaco hace una referencia más tradicional a los animales, cada uno de los signos en su mayoría tiene una representación zoomórfica. El sistema de utilizar animales para representar, por ejemplo, el carácter personal, también lo utilizan otras culturas, como la china y su zodíaco dividido también en doce signos, pero en donde cada uno de ellos no representa un mes anual, ya que no está regido por el Sol, sino etapas lunares. El zodíaco chino se compone de los siguientes animales, reales o mitológicos: Rata, Buey, Tigre, Liebre, Dragón, Serpiente, Caballo, Cabra, Mono, Gallo, Perro y Cerdo. Estos doce signos, en combinación con cinco elementos (Agua, Madera, Fuego, Metal y Tierra) crearán las características de la personalidad de cada individuo.
Los doce signos del Zodíaco son:
Aries, representado generalmente como un carnero y, según la leyenda de Jasón, al mismo vellocino.
Tauro, el toro.
Géminis, los gemelos que la leyenda atribuye a Cástor y Pólux (las dos estrellas principales de la constelación).
Cáncer, el cangrejo.
Leo, el león.
Virgo, la virgen o muchacha pura.
Libra, la balanza de la Justicia.
Escorpio, el escorpión.
Sagitario, el centauro (mitad superior humano y mitad inferior caballo).
Capricornio, la cabra (normalmente con cola de pez).
Acuario, agua, Ganímedes (héroe copero del Olimpo).
Piscis, los peces.
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A lo largo de los siguientes doce meses iremos viendo en el blog algunas de las características principales de estos doce signos en breves tablas, comenzando en marzo con Aries y terminando en febrero con Piscis.
